Vecinos de Nuevo Rosales denuncian elevados ruidos y falta de transporte

2007

Los vecinos de la calle de Arroyo de la Bulera, en el distrito de Villaverde, no necesitan casi despertador para levantarse. Desde septiembre, el ruido procedente de la actividad incesante de una chatarrería que tienen a sólo 150 metros de sus casas, junto a los terrenos de Adif, les impide conciliar el sueño desde las 7 de la mañana. «Se ha vuelto insoportable. Te despiertas con el ruido y te acuesta casi con él, así que no podemos ni descansar», se queja Fernando Cortés, vecino de la urbanización construida por la EMVS (Empresa Municipal de Vivienda y Suelo) entre los números 7 y 9. Los residentes tienen seguro que esta estridencia supera el doble de lo máximo permitido por la ley y dudan de si la actividad tiene la correspondiente licencia. «La Policía ha venido ya a hacer mediciones de sonido. Con las ventanas cerradas y las persianas bajadas nos sigue llegando», explica Cortés, que adelanta a GENTE que se están planteando poner la correspondiente denuncia «porque no sabemos qué hacer para pararlo». Por si fuera poco, esta actividad desprende un polvo rojizo similar al óxido que llega hasta los edificios. Este viernes 4 de diciembre mantendrán una reunión en la sede de la Asociación Avib para decidir la estrategia a seguir en este proceso. Pero éste no es el único problemas de esta zona situada al borde del barrio de Nuevo Rosales. La falta de transporte público en las inmediaciones es otro de sus quebraderos de cabeza. INCOMUNICACIÓN «Estamos incomunicados y abandonados, ya que tenemos que andar cerca de un kilómetro a través de un descampado para coger el tren en la estación de Villaverde Bajo, aunque enfrente tenemos la de San Cristóbal, pero sin acceso directo. Encima la EMT desestimó la petición de que el autobús llegara hasta esta zona. Y por si fuera poco, a esta ecuación de problemas, suman una nueva variable, los desperfectos existentes en sus propias viviendas. «Vivimos en una auténtica pesadilla. La EMVS no nos hace caso cuando solicitamos que arreglen lo que está roto. Si hubiera sabido todo esto lo habría pensado mucho antes de aceptar la asignación de la vivienda», concluye Cortés. gentedigital.es/Miguel Hernández