La libre elección de médico no mejora la atención recibida

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Hay artículos científicos que tienen más valor por lo que niegan que por lo que dicen. Y este es el caso de uno que publica hoy The Lancet. En él, investigadores de la Universidad de la Ciudad de Londres desmontan una de las bases de muchas de las últimas políticas sanitarias: que dejar que el paciente escoja el médico o el hospital redundaría en que recibiría una mejor atención. Esta idea se tomó a raíz de un trabajo de la London School of Economics, y examine las tasas de mortalidad por ataques al corazón, y los resultados cuando los pacientes elegían dónde se operaban de hernia, cataratas, artroscopia de rodilla y prótesis de cadera y rodillas. Estas intervenciones son de las más frecuentes, y por eso, por ejemplo, se toman como indicadores en el sistema español de medición de las listas de espera. Pero el estudio posterior de ese trabajo concluye que las conclusiones de ese trabajo dejaban de lado factores fundamentales, como que los pacientes que sufren un ataque del corazón no suelen elegir dónde se les trata, que lo normal es escoger el centro más cercano, y que el tipo de centro tiene más impacto en el resultado que el hecho de que sea elegido. El artículo -escrito en clave inglesa, como muchos los de The Lancet- pretende dar argumentos a quienes se oponen a la propuesta de David Cameron para modificar el sistema sanitario. Pero tiene una lectura española también. La idea de que la libre elección de médico y hospital por parte de los pacientes mejora la atención también se ha implantado en España, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid. Con un agravante: en Reino Unido, el paciente que se moleste en buscarlo puede encontrar indicadores sobre la calidad de todos los hospitales (tiempos de espera, mortalidad o complicaciones posoperatorias). Mientras que en España, donde conseguir la lista de espera por comunidades es una odisea, pretender tener datos de eficacia de los hospitales o de los centros de salud es simplemente imposible. A pesar de que la Alta Inspección está prevista por la ley de cohesión y calidad de 2003 -y antes por la ley general de sanidad- no se ha desarrollado. Y los estudios que hay no se hacen públicos porque las comunidades y los centros no quieres ser comparados.