El año pasado muchas entidades sociales que trabajan por los barrios Madrid estuvieron en vilo hasta diciembre. El Ayuntamiento no publicaba la convocatoria de subvenciones y muchos organismos se vieron en la obligación de solicitar préstamos bancarios. La delegada del Área de Familia y Servicios Sociales, Concepción Dancausa, justificó el retraso alegando que no podían tramitarse hasta que no se conocieran las cuantías del Plan Estratégico de Subvenciones y asegurando que estas no constituían «un mandato legal». Finalmente fueron publicadas a finales de año para el periodo 2010-2011. «Eso significa que este año no tienen por qué convocarlas y se están ahorrando las subvenciones de un año entero», afirma José Ramón García-Albertos, responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales de Injucam, una federación que aglutina 44 asociaciones juveniles (entre ellas Caminar). «En junio nos dijeron que, por la crisis, habría recortes. Y eso lo podemos entender, pero es que esto no ha sido un recorte, esto ha sido una aniquilación, nos han engañado», añade. ¿En qué se traduce la merma económica? En «despidos, cierre de talleres, programas y actividades como, por ejemplo, no ir de campamento», indica Daniel Rojo, miembro de la Junta Directiva de Caminar. En cifras, la merma asciende a los 41.507 euros, según datos facilitados a Madridiario. La portavoz socialista de Juventud en el Ayuntamiento de Madrid, Almudena Fernández, criticó que el Consistorio «haya reducido a la mitad el presupuesto al dar una subvención para dos años». «Encima con el agravante de que no han avisado para que los organismos se planifiquen», añadió. Desde Injucam se reprocha además el mal trato recibido desde el Área que dirige Dancausa: «Hemos solicitado reunirnos con la delegada y aún no tenemos noticias». Fuentes municipales aseguraron sin embargo a este digital que está previsto que «en los próximos días» les reciba la coordinadora de Promoción Social y Apoyo a la Familia, Alicia Dominguez. Las asociaciones de Injucam conforman espacios de participación ciudadana donde 300 trabajadores y 1.000 voluntarios realizan una labor «fundamental» de integración en zonas menos favorecidas. «Aquí conocemos a todos los chavales y sus familias, conocemos de cerca sus problemas. Abogamos por un trabajo de cercanía y continuidad en el tiempo», afirma Rojo y añade que «cuando tienes tanto conocimiento del chaval es más fácil tratar temas de drogas o prevención del VIH». Más de 20 años de trabajo La Asociación Caminar nació en 1987 a iniciativa de un grupo de gente que pretendía ayudar a los habitantes del poblado chabolista del Pozo. En 1990 se produjo el realojo, a través del Ivima, de 350 familias al edificio Sáenz de Oíza (El Ruedo), ubicado en el distrito de Moratalaz. El complejo es conocido por los madrileños por su arquitectura circular que puede verse desde la M-30. La asociación fue también realojada entonces. A día de hoy siguen trabajando en la zona. Daniel Rojo cuenta que «antes del realojo los vecinos del barrio se movilizaron y hasta cortaron la M-30. Ahora se ha demostrado que, con sus más y sus menos, se han integrado y no hay más conflictividad que en un barrio aledaño», aunque reconoce que «sí es verdad que justo esta zona tiene unos indicadores sociales bastante ‘machacaditos'». Caminar, que empezó realizando una labor asistencial, desde finales de los 90 apostó por un modelo más participativo y comunitario, «aunque todavía sigue viniendo gente a que les leamos las cartas del banco», comenta uno de los miembros de la asociación. En este tiempo, y en colaboración con los Servicios Sociales municipales, han conseguido que no haya menores sin escolarizar. En la actualidad atienden a más de 140 niños y jóvenes, acompañándoles en todo su proceso educativo y dándoles apoyo escolar. Organizan además talleres y excursiones y se caracterizan por la cercanía en el trato y la firme creencia de que «la realidad se puede transformar». Como Caminar, las otras 20 entidades (Aventura 2000, Tobogán de Luz, Jara Barró, Asociación Cultural Talloc, en San Blas; CAJE, en Alcalá de Henares; Adsis en Salamanca; Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas, en Puente de Vallecas; Nuevo Encuentro, Educación, Cultura y Solidaridad, Murialdo, en Villaverde; Paideia, en Centro; Yehudi Menuhin, en Chamberí; Jaire, en Chamartín; Cuatro Ocas, en Tetuán; Valdeperales, en Fuencarral-El Pardo; ATZ, La Torre de Hortaleza, E-Labora y Fray Escoba, en Hortaleza), pese a los recortes, afrontan con el futuro con incertidumbre aunque también con cierto optimismo: «Somos multirresistentes», concluye García-Albertos.
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